Mundo de ficçãoIniciar sessão— No puedo más, Fátima —dijo Isabella, apoyando los codos sobre el escritorio y enterrando el rostro entre las manos—. No duermo, no pienso, no logro concentrarme. Todo esto se me escapa de las manos.
Fátima la miró con compasión.
— Es normal, Isa. Nadie podría estar tranquila en tu lugar. Pero necesitas decidir, antes de que las circunstancias decidan por ti.Isabella levantó la cabeza. Sus ojos, enrojecidos por el cansancio, revelaban una lucha interna sin tregua.
— ¿Y cómo hago eso? &iqu






