CAPÍTULO 15 — Entre telas y veneno
El bullicio del gran salón donde se realizaba la prueba general del desfile llenaba el aire con un ambiente de expectativa y nervios. Los focos encendidos bañaban de luz las pasarelas, las modelos desfilaban una y otra vez, y los diseñadores daban las últimas indicaciones a sus equipos. Isabella caminaba con paso firme entre bastidores, vestida con un conjunto blanco de lino, su libreta en mano y los ojos puestos en cada detalle: el ritmo de la música, la postura de las modelos, los ajustes de iluminación.
— Un poco más de luz sobre el segundo tramo —indicó con voz serena, aunque su mente era una tormenta.
Después de meses de preparación, por fin estaban a punto de presentar su nueva colección. Cada prenda llevaba algo de ella: su fuerza, su sensibilidad, sus miedos transformados en arte. Era su forma de seguir respirando en medio del caos interior que le provocaban los recuerdos, las dudas, los nombres que no debía pronunciar.
Fátima, su inseparable