Mundo ficciónIniciar sesiónEl día en la oficina había sido largo, tenso, pero extraño: no particularmente difícil en términos de trabajo, sino emocionalmente agotador. Isabella había regresado con fuerza a su rutina, y aunque nadie lo dijera en voz alta, todos la observaban con un cuidado exagerado. Algunos incluso con compasión fingida; otros, con morbosa curiosidad. Pero ella, concentrada en sus bocetos, en las telas, en la preparación de la nueva temporada, se mantuvo firme, como si la mirada de los demás no resbalara por su espalda. Fingía no escuchar, pero sí escuchaba. Fingía no ver, pero sí veía. Los murmullos sobre su matrimonio, sobre Gabriel, sobre Alejandro, sobre lo que se decía, se inventaba y se tergiversaba.







