Mundo ficciónIniciar sesiónLa madrugada había sido un enemigo silencioso para Isabella. Había cerrado los ojos mil veces sin lograr descansar. Cada intento de sueño terminaba en el mismo lugar: en la imagen de Gabriel alejándose de la boda, con el rostro marcado por una herida que ella misma había causado. Daba vueltas en la cama de su infancia, escuchando el viejo techo crujir, contando los minutos, respirando hondo para no volver a llorar.
Pero la ansiedad no la dejaba. Su celular estaba sobre la mesa de noche, encendido, como si esperara algo. Isabella lo miró una y otra vez, incapaz de evitarlo. Imaginaba a Gabriel igual de despierto, igual de devastado. O tal vez… ya decidido a alejarse de ella.
Cuando el teléfono







