CAPÍTULO 120 — La línea que no debía cruzarse
El celular vibra en la palma de su mano.
Isabella lo mira con el corazón acelerado, como si cada notificación fuera una chispa lista para encender un incendio imposible de apagar.
La pantalla ilumina su rostro dentro del auto.
[Amor, ¿ya vas hacia donde tu mamá?]
El mensaje de Gabriel aparece con ese tono firme y dulce que tantas veces la ha sostenido. Isabella lo mira varias veces, apretando los labios antes de contestar.
[Ya voy en camino, amor]
Presiona enviar.
Mentira.
Dolorosa, necesaria, cobarde.
Lo mira un instante más, sintiendo cómo una punzada de remordimiento se aferra a su estómago. Después respira hondo, abre la puerta del taxi y baja frente al pequeño restaurante donde, minutos antes, había recibido otro mensaje.
[Te estoy esperando]
Alejandro.
Su primer esposo.
Su pasado.
Su herida abierta.
Y el hombre al que, aunque duela admitirlo, ya no ama.
El restaurante es discreto, escondido entre árboles y locales silenciosos. Nada l