CAPÍTULO 101 — Sueños de papel y tul
Años atrás, cuando la vida aún parecía un cuaderno en blanco y los sueños cabían enteros en las manos, tres adolescentes se encontraban sentadas en un viejo pasillo de una escuela pública. Las paredes estaban despintadas, el suelo lleno de marcas de zapatos, mochilas amontonadas por todas partes y un bullicio constante que hacía vibrar el ambiente. A pesar del caos, ese rincón era su refugio favorito.
Camila, Isabella y Valeria compartían una Coca-Cola de botella, fría y sudada, junto a una bolsa de papas fritas casi vacía. Estaban sentadas en el piso, con las piernas cruzadas, riéndose de cualquier cosa, como solo las amigas de toda la vida pueden hacerlo.
Camila hablaba con las manos, moviéndolas como si estuviera narrando una obra de teatro.
— Primero voy a comenzar a describir al novio de mis sueños —declaró con absoluta seriedad.
Valeria rodó los ojos, dándole una mordida enorme a una papa frita.
— Esto va a estar bueno —dijo con burla cariños