El ladrido del cachorro aún resonaba en la habitación, pero el momento había cambiado.
Asteria respiró profundamente, permitiendo que el aire nocturno se asentara en su pecho, disipando lentamente el calor que aún sentía en la piel.
Lysandra, quien había permanecido tranquila observándola, soltó una leve sonrisa antes de finalmente enderezarse y sacudir la cabeza con ligera diversión.
—Vamos a dormir linda.
Su tono fue suave, pero no dejó espacio para discusión.
Asteria asintió, su cuerpo reflejando el agotamiento acumulado, pero también la inquietud que aún flotaba en ella.
El cachorro, aparentemente satisfecho con haber sido reconocido, dejó escapar un pequeño bufido antes de acomodarse en su rincón, su pequeño cuerpo girándose sobre sí mismo antes de recostarse.
Lysandra se apartó del sofá, su mirada deslizándose por la casa con la precisión de alguien que aún analizaba el espacio, aún manteniendo la guardia.
Asteria la siguió en silencio, sintiendo el peso