Lysandra ignoró el comentario, disparando dos veces hacia las ruedas del auto negro. Los disparos resonaron en el aire, y aunque uno de ellos impactó en la carrocería, el segundo dio en el objetivo, obligando al vehículo a reducir la velocidad mientras los perseguidores luchaban por mantener el control.
—¡Eso debería darles algo en qué pensar! —murmuró Lysandra mientras regresaba el arma a su funda, cerrando la ventana de golpe.
Evander tomó un desvío hacia una carretera secundaria más estrecha, dejando atrás el vehículo negro que finalmente comenzó a desaparecer de su vista. Asteria dejó escapar un largo suspiro, mientras el cachorro, aparentemente agotado por la tensión, descansaba sobre su regazo.
—¿Estamos… estamos a salvo? —preguntó Asteria, su voz aún temblando.
Evander asintió mientras reducía la velocidad.
—Por ahora, sí. Pero tenemos que mantenernos en movimiento. Este no es el fin —respondió, antes de tomar otra curva para asegurarse de que no fueran localizados.