Lysandra soltó un pequeño suspiro, frunciendo ligeramente el ceño antes de caminar hacia la puerta. Aunque no dijo nada, sus hombros tensos delataban cierta incomodidad. Asteria, ajena al comentario, se quedó observando el camino de piedra que los llevaba a la entrada, disfrutando por un momento la calma antes de lo que sea que les esperaba.
Evander se adelantó y tocó la puerta. Apenas pasaron unos segundos antes de que esta se abriera con un chirrido leve, revelando a Ari. Era un hombre de mediana estatura, más bajo que Evander, pero con un aire seguro que lo hacía destacar. Su cabello castaño claro caía en ondas suaves, y sus ojos verdes chispeaban con una mezcla de curiosidad y algo más... algo que Asteria sintió inmediatamente cuando la mirada de Ari se posó en ella.
—Vaya, vaya —dijo Ari, con una sonrisa amplia mientras sus ojos recorrían a los recién llegados—. ¿Quién es esta preciosidad?
Asteria parpadeó, sorprendida por el comentario, mientras el cachorro en sus brazos