Asteria intentó moverse para crear algo de distancia, pero su propio cuerpo parecía paralizado por el impacto de la cercanía. El calor que emanaba de Lysandra, tan palpable como su presencia, envolvía el espacio reducido entre ellas, y Asteria no pudo evitar sentirse atrapada en el momento.
Fue entonces que el cachorro, como si sintiera la necesidad de interrumpir la quietud, se agitó entre sus piernas y comenzó a mover las patas con entusiasmo.
El pequeño animal saltó hacia el espacio entre ambas, rompiendo el silencio con un pequeño ladrido mientras daba rienda suelta a su energía matutina.
Asteria intentó contenerlo, pero antes de que pudiera hacerlo, el desastre comenzó: un pequeño charco de pis apareció en la cama junto con algo más que hizo que sus ojos se abrieran completamente de sorpresa.
—¡Oh no! —exclamó, su voz saliendo más alta de lo que esperaba mientras intentaba controlar al cachorro.
Lysandra despertó con el sonido de la exclamación de Asteria, abriendo los oj