CAPÍTULO 21
Nido de Víboras
El Bentley de Cassandra se deslizó por la entrada de la mansión Hamilton como un espectro silencioso, deteniéndose frente a la imponente fachada de piedra caliza y cristal.
Antes de que el criado pudiera abrir la puerta del vehículo, Cassandra ya había abierto la puerta con un gesto violento golpeándolo en la pierna.
Salió del auto como una fiera a punto de atacar. El portazo que dio resonó en el patio de adoquines con la fuerza de un disparo, haciendo que el jardinero se sobresaltara a lo lejos y al joven criado retroceder dos pasos.
Sus tacones de aguja repiqueteaban contra la piedra como pequeños martillos de ira mientras subía la escalinata. Ignoró al mayordomo que le abría la puerta con una reverencia, y atravesó el vestíbulo de mármol a zancadas.
Por lo general sus pasos eran suaves, medidos y elegantes, pero en ese momento no había tiempo para lucir como si estuviera en una pa