CAPÍTULO 24
La sombra que esperaLa primera noche en la suite de Alexander fue para Samantha como un suave nido de almohadas. Él la amó con la ternura de un ángel y con la pasión de una tormenta.La noche cayó sobre ellosdesnudo piel a piel, agustos en la calidez de su desnudez. Cenaron juntos en la cama, algo que Alexander nunca había hecho.El murmullo de Samantha, “Solo te necesito a ti”, aún resonaba en la suite de Alexander. Sus oídos reproducían el sonido de su voz como música.La noche se había asentado sobre la mansión Hale con alivio y alegría. Para Alexander el sol había vuelto a salir tiñendo su cielo de un futuro alentador. Había encontrado una razón para creer, un amor para vivir.Pero, el silencio en la mansión Hale no era todo de paz. En un rincón de la vasta mansión la calma precedía a la tormenta.Samantha dormía plácidamente en la inmensa cama de Alexander, su mano acunando su vientr