CAPÍTULO 23
El idioma del amor
La confesión de Alexander, “Quería verte”, flotó en el aire quieto del dormitorio, tan simple y a la vez tan densa de significado que pareció cambiar la misma textura de la luz del atardecer.
Para Samantha, que despertaba de un sueño profundo, esas palabras fueron un sueño hecho realidad. Un deseo oculto desde hacía mucho tiempo, cuando solo era una simple e invisible trabajadora del Majestic y soñaba con el CEO inalcanzable; Alexander Hale.
El hombre que exteriormente parecía un témpano de hielo o una estatua de acero sólido. Al que ella observaba más de lo permitido, y al que creía conocer aunque nunca hubiera cruzado con él ni una palabra.
El murmullo de ella, “Me alegro de que estés aquí”, fue una respuesta instintiva, una verdad que brotó de su corazón antes de que su mente pudiera siquiera procesar la escena.
En su imaginación ella seguía soñando con el imponente Alexander Hal