95.
AURORA
Susej observa mis manos con cuidado, como si en ellas pudiera ver más de lo que cualquiera de nosotros podía.
Puedo ver cómo sus ojos brillan, cómo sus manos se iluminan al tocarme, cómo lee en cada línea de mis palmas, algo que ni yo misma puedo entender.
Kayne se mantiene al fondo de la sala, no porque no quiera estar a mi lado, sino por otros motivos que aún no comparte conmigo, no del todo.
Se mantiene tenso, vigilante, manteniendo todos sus sentidos a flor de piel, buscando alguna posible amenaza incluso en las dos mujeres que ahora están a mi lado.
Su madre y su tía.
Hay silencio absoluto, tan tenso y pesado que puedo escuchar cómo la brisa golpea el cristal de la ventana mientras el mundo afuera pareciera contener el aliento de algo que está por desatarse.
Algo que, de alguna forma, yo desencadené sin saberlo.
Regreso mi atención a mis propias manos, solo sintiendo, dejando que ella termine de leer para comenzar a hablar.
Y no tengo que esperar demasiado.
—Auro