94.
AURORA
Abro los ojos lentamente, adaptándome al lugar que apenas recuerdo. La luz de la mañana se cuela por las suaves cortinas, creando un brillo mágico en la habitación.
Me incorporo un poco, mirando la cama vacía a mi lado, recordando una noche, un encuentro que me dejó sin aliento hasta caer en un sueño donde todo lo que vi fueron imágenes confusas.
Aspiro el aroma delicioso del café recién hecho y el pan tostado. Sonrío al saber que es Kayne quien prepara algo para mí, así que no puedo hacerlo esperar.
Me levanto de la cama, sintiendo entre mis piernas el malestar de nuestro encuentro, un ligero ardor que no es tan incómodo como pensaba.
Abro la llave del agua, dejando que caiga por mi cuerpo; mis manos lavan o tocan los lugares que parecen tener recuerdos propios.
Sus manos, sus besos, su reclamo, todo viene a mi mente sin darme tiempo de sostener nada.
Entonces, una risa sale de mi garganta, mirando el agua caer a mis pies mientras llevo mi mano a la marca que adorna, de