111.
AURORA
«Despues de eso no sé que sucedió, todo se volvió borroso, el polvo nos cubrió a todos. Salí de ahí al lado contrario, viniendo aquí, entrando de nuevo en tierras muertas, dónde sabía que nadie vendría a buscarnos. Cumplí la promesa de no regresar a su lado»
Esa última parte la dijo en un susurro, con dolor.
Nos volvimos a quedar en silencio, mirando el agua con los tenues reflejos de la luz. Dejando que el día pasara y con él, la incertidumbre de a dónde iríamos.
Al anochecer salió de la cueva, lo primero que nos recibió fue una brisa suave, cálida, moviendo su pelaje.
Sonreí en ese momento, una pequeña grieta a la coraza que había armado a mi alrededor. Una de dolor y decepción hacia mí misma.
«Vamos a acercarnos a un grupo de personas, no te asustes cuando los veas» y con esa última advertencia, salió corriendo por entre los árboles retorcidos.
Sus patas golpean el suelo con rapidez, todo pasa a nuestro alrededor como simple borrón y hasta ese momento es que me doy cu