Tiana oyó la voz de Fabrizo y su corazón latió con fuerza. Dudó un rato, al final se levantó y bajó lentamente las escaleras.
Los pasos de Tiana eran pesados y lentos, como si estuviera tomando una decisión difícil a cada paso. Cuando por fin se paró frente a Fabrizo, sus ojos estaban llenos de emociones encontradas.
—Fabrizo, acabemos con esto. —La voz de Tiana era temblorosa, pero firme.
Los ojos de Fabrizo se abrieron de golpe: —No, Tiana, te amo, no podemos terminar con esto.
Tiana apartó la mirada, intentando contener las lágrimas de sus ojos: —Estás casado, no está bien que hagamos esto, no puedo seguir haciendo daño a la gente.
Fabrizo estiró la mano para agarrar el brazo de Tiana pero ella lo esquivó.
—Tiana, lo solucionaré, dame tiempo.
—No hay tiempo, tenemos que separarnos. —La determinación de Tiana desesperó a Fabrizo.
Mientras tiraban, de repente Fabrizo besó a Tiana.
Los ojos de Tiana se abrieron de par en par e intentó forcejear, pero Fabrizo la sujetó con fuerza, incap