Lucía apretó los dientes, soportando el dolor con firmeza. —No pasa nada, Milena, ayúdame a levantarme, todavía no hemos terminado de grabar esta escena.
El director Cristóbal se acercó también y, mirando a Lucía herida, sintió una profunda culpa. —Es mi culpa por no haberlo pensado bien. Esta escena es demasiado peligrosa. Ve a descansar y la grabaremos cuando estés recuperada.
Lucía negó con la cabeza. —Director Cristóbal, no es necesario. Esta escena es crucial para toda la trama y ya estoy preparada. No quiero retrasar la producción por una pequeña herida. Descansaré un momento, me recuperaré y podemos continuar.
El director, conmovido por la profesionalidad de Lucía, asintió. —Está bien, pero ten cuidado.
Después de tratar superficialmente su herida, Lucía volvió a montar el caballo. Esta vez, agarró las riendas con firmeza mientras miraba hacia adelante con determinación. El mozo de cuadra, al ver la tenacidad de Lucía, se sintió algo arrepentido y, temiendo que se descubriera su