Fabrizo suspiró: —Sé que es injusto para ti, pero ya no siento nada por ti, y continuar nos hará sufrir a los dos.
La mujer guardó silencio y luego preguntó: —¿De verdad amas a esa mujer?
Fabrizo asintió sin dudar: —Sí, la amo, dejaría todo por ella.
La mujer se secó las lágrimas de los ojos: —Bueno, ya que decidiste, no te voy a obligar, pero tienes que darnos una explicación a mí y a hija.
Fabrizo asintió: —Organizaré sus vidas para que estén bien alimentadas y vestidas.
La mujer miró a Fabrizo con impotencia y tristeza.
Sabía que no podía hacer nada para recuperar a Fabrizo, tenía que aceptar esta realidad.
—Espero que puedas hacer lo que dices.
Fabrizo se levantó: —Lo haré, cuida de ti y de hija.
Después de decirlo, se dio la vuelta y salió de casa.
—¡Muy bien! Pasamos a la siguiente.
La siguiente escena era el primer encuentro entre Fabrizo y Tiana, y Lucía solo tenía que interpretar una adolescente que estaba enamorada.
El montaje estaba listo y empezaron a rodar.
Lucía y Genimo