A la mañana siguiente, el sol bañaba el campo de equitación mientras las banderas de colores ondeaban al viento. El personal de producción se movía atareado con los preparativos antes de la filmación. Lucía y Camila permanecían junto a los caballos, aparentemente tranquilas, pero con una fuerte tensión oculta entre ellas.
—Lucía, ten cuidado hoy, montar a caballo no es un juego —dijo Camila con una sonrisa fingida, ocultando un destello de maldad en su mirada.
Lucía le devolvió la sonrisa: —Gracias por preocuparte, tendré cuidado. Pero tú también, Camila, no te esfuerces demasiado luego, sería una lástima que te lastimaras.
Con la orden del director, la filmación comenzó oficialmente. Lucía montó el caballo con elegancia, conectando con él a través de la mirada, como si fueran uno solo. Mientras tanto, Camila se escondió a un lado e intercambió una mirada cómplice con Lisa. Esta última, entendiendo el mensaje, aprovechó un momento de distracción del personal para escabullirse hasta la