―Deberíamos llegar separados... —El auto se detuvo al instante, y la mirada de Zander parecía decir que no le agradaba para nada las palabras que Selene acababa de mencionar.
Mientras para ella era lo más común, después de todo lo último que esperaba era meter en problemas al heredero Perseus, aunque algo le decía que a él los problemas eran lo que menos le interesaba.
―Entonces, ¿quieres decir que prefieres entrar sola que a mi lado? —Las palabras implícitas de Zander lograron que Selene lo observara desconcertada, mientras él parecía molesto de alguna manera.
―Claro que no, es solo que usted...
―Claro, ¿es entonces por el hecho de que no quieres que él te vea conmigo? —Selene estaba a punto de preguntar a quién se refería, pero antes de que siquiera pudiese preguntar, Zander terminó sus palabras—: Tu esposo debe sentirse lleno de vigorosidad, no solo dos damas están peleando por él, una de ellas su esposa y su amante, dos hermanas que buscan su cariño a como diera lugar.
Selene obse