26. Mi lado irresponsable.
Nunca me había sentido tan aislado del mundo externo, tan ajeno a mi vida de compromisos y trabajo infatigable. Allí tumbado a su lado, con las respiraciones buscando estabilizarse, nos reíamos como tortolitos después de haber sucumbido una vez más al frenesí del sexo salvaje.
¡Wow! había sido espectacular estar con ella a solas, tan pegado a su piel que casi pudiéramos habernos fundido en una sola persona. Los flashes de recuerdos pasaban por mi memoria deteniéndose ante todo en la manera en que me demostraba lo que me deseaba, sus gestos y esa manera de mirarme, que me dejaba sin respiración.
¡Sí, me deseaba! eso lo intuía, pero ¿podría aspirar que ese sentimiento se agrandara? ¿lo estaría haciendo ya? Era una posibilidad que ahora, mirándola de frente y con la franqueza de sus ojos, no veía tan lejana.
—¿No trabajas hoy? —preguntó frunciendo el ceño, como si la idea le sonara extraña. Yo solo negué con la cabeza, sin querer hablar de lo irresponsable que me sentía en aquel mom