25. Exquisitamente delicioso.
¡Joder, joder, joder! No podía sino exclamarlo una y otra vez en mi mente, captando en las facciones de Olympia cómo se iba sumiendo en aquella deliciosa tortura en lo que parecía ser su primera vez en la experiencia del bondage anal. Yo la sostenía bien pegada a mi cuerpo, deleitándome en sentirla tan acoplada bajo la presión que el tercer miembro en acción ejercía sobre mi pene en un balanceo tan placentero como voraz. Los tres gemíamos en una sintonía incoherente, envueltos en la placentera experiencia que nos hacía ansiar que aquello no terminara jamás.

Mi inexperiencia no era visible, al menos no en las proezas sexuales que te hacían ir de la mano del deseo irracional, eso era inherente en aquella mezcla de cuerpos desnudos que solo buscaban saciar sus deseos más carnales. Sin tabúes ni temores, solo dejando salir la naturaleza animal.

¡Wow! Era tan delicioso.

De repente, nos movimos cambiando nuestras posiciones. Olympia quedaría liberada para ceder a la siguiente postura,
Belinda Gonvel

¿Y ya notan el cambio en el ambiente? ¿cómo fluyen las cosas, pasito a pasito? Saben que me alegran mucho sus comentarios ¿a qué esperan para compartir sus opiniones y hasta sus sugerencias? Les espero siempre mis bellas lectoras, son la mejor parte para mí.

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