Llegamos al hospital en cuestión de minutos. Si en algún momento de la noche el alcohol me había afectado, ahora estaba completamente sobria. El susto me había devuelto de golpe toda la cordura.
No podía creerlo. Jack estaba nuevamente en el hospital... pero esta vez no sabía por qué. Y ese desconocimiento me oprimía el pecho con angustia.
Apenas crucé la entrada, corrí por los pasillos hasta encontrar a Demian en la sala de espera. Estaba acompañado de la madre de Jack, quien tenía el rostro descompuesto. Me lancé a sus brazos sin pensarlo.
—¿¡Qué pasó!? —pregunté, con la voz al borde del llanto.
—Estábamos en casa... —susurró ella con un hilo de voz, aferrándose a mí—. Él estaba durmiendo... y entré a su habitación para ver cómo se encontraba... y... y... —su voz se quebró, las lágrimas le impidieron seguir hablando. La rodeé con fuerza y acaricié su espalda, intentando calmarla.
—Tranquila… Todo estará bien —le susurré al oído, separándome apenas para mirarla a los ojos.
—Lo encont