—Entonces, ¿qué te parece ella? —preguntó Jack tras unos segundos en silencio. Lo miré y le sonreí con amabilidad. Tomamos nuestros desayunos y nos sentamos en el sofá para comer tranquilos.
—Carla es maravillosa, me agradó mucho —levanté el pulgar en señal de aprobación. Él soltó una carcajada y negó con la cabeza.
—Sabía que ustedes se llevarían bien, pero… —bajó la mirada y tomó su taza entre las manos—. Si te soy sincero, no sé qué me pasó anoche. Al parecer no medí bien mis palabras con Isidora y cuando ustedes fueron al baño, la hice llorar… Me siento tan culpable —reconoció, con la mirada perdida. Cuando alzó la vista, vi la culpa clara en su rostro.
—¿Viste las muecas que hacía cuando miraba a Carla? —bebí un sorbo de café—. Yo creo que Isidora aún quiere volver contigo, pero eso no le da derecho a tratar a Carla tan despectivamente…
Jack suspiró y giró los ojos.
—No lo sé… últimamente llega a darme un poco de miedo. Quiere estar en todos los lugares donde estoy, no para de ll