Capítulo 83
[A las tres en punto]

Luciana respondió: [Sí, entendido.]

Como Sebastián no estaba, ella no tenía mucho trabajo. Pasó la mañana leyendo un poco y durante el descanso de mediodía regresó a casa para ordenar.

En la mañana había salido apurada al trabajo sin poder limpiar a fondo.

Al agacharse para tirar la basura, sintió un tirón en la herida de su espalda. Fue al baño y se miró en el espejo, aplicándose yodo. Como era invierno, la herida no sanaba tan fácilmente.

Dejó la casa impecable y también lavó las sábanas.

Luego se dirigió directamente al aeropuerto.

Llegó media hora antes y esperó. El vuelo parecía retrasado, pues solo una hora después vio llegar a Sebastián.

No llevaba traje. Vestía un suéter negro con cuello que dejaba ver una camisa blanca debajo y pantalones negros casuales que enmarcaban sus piernas largas y rectas. Llevaba el abrigo sobre el brazo derecho y arrastraba la maleta con la mano izquierda.

— ¡Abogado Campos! —Luciana agitó la mano.

Sebastián la vio saludando jun
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