Alejandro no tenía intención de responder mientras observaba fijamente el rostro de Luciana, intentando detectar algún indicio de debilidad en su expresión. No podía creer que ella no sintiera celos al verlo con otra mujer.
María se aferraba cada vez más fuerte al brazo de Alejandro, con una mirada cada vez más vigilante.
—No te pongas nerviosa ni te sientas amenazada, solo soy su ex esposa —dijo Luciana con una sonrisa.
El semblante de Alejandro se ensombreció de inmediato, mientras que María palideció por un instante. Recordó que cuando cenó por primera vez con Alejandro, esta mujer también estaba en otra mesa y él la miraba de vez en cuando. En aquella ocasión, cuando le preguntó si la conocía, él lo negó. También recordó el encuentro en el elevador del restaurante, y ahora entendía su actitud después de haberle derramado el café encima.
—Si eres su ex esposa, ¿por qué sigues persiguiéndolo? —cuestionó María, convencida de que los encuentros en la cena, el elevador y ahora no eran c