Luciana sonrió, deseando que fuera cierto, que esas personas desaparecieran para siempre de su vida.
Ojos que no ven, corazón que no siente.
—Hermana, prueba esto, está buenísimo —dijo Lucas, acercándole un trozo de filet mignon.
Luciana aceptó el bocado y le devolvió la sonrisa.
—Gracias.
Lucas, apoyando el codo en la mesa y la mejilla en la mano, la miró con curiosidad.
—¿Te separaste de tu ex por culpa de María?
La sonrisa de Luciana se fue deshaciendo, como si una nube fuera tapando su felicidad.
Lucas notó el cambio.
—Solo quería saber —murmuró.
Luciana suspiró y respondió.
—No.
—Ah. Pensé que María había sido la otra.
Lucas siempre había pensado que ella era perfectamente capaz de meterse en una relación ajena.
—¿Entonces? ¿Por qué se separaron?
Luciana lo miró, un poco harta, pero sin enojarse.
—Eres de los que no descansan hasta saberse el chisme entero, ¿verdad?
Dejó los cubiertos al lado del plato.
—Nos divorciamos porque él me engañó. Con una mujer llamada Vanessa Montoya. A