Luciana no quiso responder.
¿Quién pregunta tu edad así, tan directo?
Y más tratándose de una mujer… eso siempre incomoda.
Aunque… 21 años. Qué joven.
—Yo tengo muchos más que tú —respondió en broma.
—Ah, pero pareces una señorita—dijo Lucas, con esa actitud suya tan amigable.
Y siguió sin esperar respuesta:
—Soy el más joven del bufete. Cuando llegué, mi hermana me pidió que me llevara bien con todos. Señorita, ¿podrías contarme un poco cómo funciona todo aquí?
Luciana guardó silencio.
Como le dijo "señorita", ya no podía negarse. Así que asintió.
Era la hora de descanso, y todos estaban en pausa. Se sentaron en la zona de descanso cerca de la sala de café, con sus tazas en mano, mientras hablaban del bufete.
Tal vez por ser ambos pasantes, o tal vez porque Lucas, a pesar de ser un joven recién graduado, era muy extrovertido, carismático y sabía cómo hablar con los demás.
Luciana ni notaba la diferencia de edad al hablar con él.
La charla fluía natural.
—Tú también estudiaste en la Un