La escena del accidente era un caos: los restos de los autos por todos lados, manchas de sangre por todas partes.
Los airbags se habían abierto. Alejandro y María seguían en sus asientos, atrapados. La cara de Alejandro estaba cubierta de sangre, sin reaccionar.
***
En Monte Sereno.
Luciana y Andrés acababan de salir del restaurante cuando se cruzaron de frente con Manolo, que caminaba tranquilo por los senderos.
—Pro… Profesor Manolo —dijo Luciana, sin esperarlo.
Ella había planeado verlo más tarde, arreglada, tranquila, para mostrarle que estaba bien tras el divorcio. Pero justo ahora, con la cara cansada y los ojos tristes, se lo encontró.
Manolo la observó un momento.
—Te ves más delgada.
Luciana bajó la cabeza, incómoda. Sentía un nudo en la garganta.
Él miró el abrigo que traía puesto.
—Profesor Manolo —saludó Andrés, con educación.
Manolo asintió.
—Quiero hablar a solas con Luciana.
Andrés fue directo:
—Claro, adelante.
Se alejó sin problema.
—Vamos a sentarnos allá —dijo Manolo