El día pintaba para ser uno genial, pues al rato apareció el jefe con su esposa y quedaron maravillados con lo que habíamos hecho, hasta que uno de los chicos que estaba trabajando nos llamó para avisarnos que alguien me estaba buscando y el corazón se me detuvo por un instante.
-Jefe, por favor no diga que estoy aquí, se lo suplico.- le digo asustada, mi jefe me mira y comprende, por lo que toca mi hombro y nos habla a todos.
-Déjenmelo a mí, pero tendrás que decirme que es lo que pasa López ¿Entendiste?
-Lo prometo jefe.- creo que había llegado el momento de contarles mi verdad a ellos, se lo merecían.
Nos pegamos a la puerta para escuchar y la voz de mi jefe sonaba imponente.
-Buenas tardes, soy Thomas Scott ¿Para qué necesita a mi asistente? ¿No debería haber ido a la oficina que está abajo?
-Nos dijeron que ella se encontraba aquí.
-Aún no me ha dicho su nombre y a qué ha venido, señor. Y perfectamente puedo atenderlo yo, mi asistente tuvo que salir a hacer unas diligencias.
-Soy