-Déjeme por lo menos eso a mí, tengo una pequeña idea...-Les dije y salí disparada a mi habitación. Siempre me había gustado coser y bordar como me enseñó mi tía Tita, en Chile. Tomé mi bastidor y de la tela que me quedó del traje del dinosaurio y comencé a hacer mi magia.
Cuándo Sarita se despertó de la siesta ya estaba terminando, salimos las dos y nos encontramos con Dana, Alma y el abuelo Soré tomando el té.
-No pensé que me demoraría tanto. Toma, para que le entregues al futuro papito.
Dana abrió la cajita y sacó el pequeño babero que había hecho, los ojos de todos se expandieron y eso me hizo dar cuenta que les había gustado.
-Es hermoso, muchas gracias, Dani.
-Y gracias por enterarme de esa forma que seré nuevamente bisabuelo.
-Abuelito, tienes que guardar el secreto.
El abuelo puso su mano en la boca e hizo como si colocara un cierre, lo que nos hizo reír a las tres, me sumé a probar el delicioso té que preparó la señora Gloria, mientras los niños jugaban. Las gemelas se