Aurora abrió los ojos lentamente, como si despertara de un sueño demasiado dulce para ser real. Sus labios se curvaron en una sonrisa suave mientras un suspiro escapaba de su pecho.
Sentía cada músculo relajado, cada latido intenso y vivo, como si su corazón volviera a ser joven, como si hubiera renacido en los brazos de un amor que por fin podía aceptar sin miedo.
Estaba satisfecha, plena, feliz de una manera que jamás se permitió admitir antes.
Su corazón palpitaba con la fuerza del primer amor, con ese impulso que hace temblar las manos y calienta la piel. Y por primera vez no tenía dudas.
No había sombras, ni temores, ni heridas pasadas que empañaran lo que sentía. Estaba enamorada de Braulio, profundamente, sin reservas. Y esa certeza la llenaba de luz.
Se levantó despacio, aún envuelta en el calor de los recuerdos de la noche anterior. Fue al baño y se dio un largo baño caliente, permitiendo que el agua acariciara su piel mientras revivía cada beso, cada palabra que él le había d