Capítulo: Lo Que Callaron los Leales
Punto de vista de Khael Lorentz
Cuando Nayara regresó a la manada esa mañana, Khael no se acercó.No sabe si ni siquiera la notó .
La observó desde lejos, con respeto, y entendió que no debía interferir.
No era momento de consolar ni de aconsejar.
Ella no necesitaba ayuda.
Necesitaba justicia y venganza.
Y él, que había sido testigo y víctima de lo mismo, sabía exactamente lo que debía hacer.
Durante horas caminó solo en su forma de lobo buscando un olor que se acordaba muy bien, alejándose de los límites del centro de Fuego de Luna.
Buscaba más que aire o distancia.
Buscaba memoria.La suya y la de los que aún quedaban vivos, pero callados.
La encontró exactamente a las 12 del mediodía .
En unas cabañas en los límites de la manada , en los bordes del bosque, cinco guerreros ancianos lo esperaban como esperando ese momento. Estaban sentados alrededor de una fogata.
Eran exiliados en vida con sus familias ,muchos ya estaban so