29. RESIDENTES
El sonido de la alarma me saca de un sueño profundo, pero completamente inútil. Abro los ojos y mi mente está en blanco, un vacío incómodo que no es paz, sino agotamiento. Me siento ido. La palabra es perfecta. Desconectado.
Me arrastro a la ducha. El agua caliente golpea mi rostro, y es entonces cuando el recuerdo llega, crudo y desagradable. Ojos asustados. Una camisa de seda mojada por las lágrimas. La sensación de mi boca forzando unos labios que se resistían.
Julie.
Joder. Joder con todo. Anoche fui un animal, un depredador patético que pagó su frustración con una extraña. La rabia por Alex y Elara me convirtió en la basura que siempre juré no ser. El remordimiento es una náusea física.
Me visto con un traje oscuro. Hoy tengo la recepción de los nuevos residentes y mi mente debería estar en el discurso, en la imagen de control que debo proyectar, pero solo veo el rostro pálido de esa chica.
Bajo al lobby del hospital. La luz del sol es demasiado brillante. Y ahí está la