Se estaba bajando del coche cuando vio aparecer al abogado en lo alto de las escaleras del edificio.
—Quiero ver a Tessa —le dijo.
—¿Quién es usted? —le preguntó Roy .
—Eric Bastian , su… su antiguo jefe —contestó, aunque le habría gustado
poder decir que era su amante.
—Ah, sí, el CEO —comentó
—¿Puedo hablar con ella? —insistió, educadamente.
—Puede hablar usted con quien quiera, pero Tessa no está aquí.
—¿Y dónde está?
—No tengo ni idea. Me llamó hace unos días para decirme que no pensaba
venirse a California conmigo. Yo, al final, tampoco me voy a ir porque me han
ofrecido un gran caso aquí en Nueva York. Supongo que le había dicho que nos íbamos a ir…
—Sí —contestó Sebastian—. ¿Me está diciendo que rompió su relación con
usted?
—Sí. Ironías de la vida, porque hace una semana Tessa estaba hablando de matrimonio y todas esas cosas. Como usted comprenderá, no es una idea que me haga demasiado feliz cuando yo me paso el día divorciando a los demás —bromeó
Roy
—¿Tiene idea de adónde