Nada podía detenerlos ahora... Era como si hubieran cruzado un umbral imposible, y ya no había vuelta atrás. Nathan se inclinó hacia él y dejó un último beso justo en la punta, sus ojos oscuros brillando con satisfacción.
—¿Mejor? —preguntó con una pizca de burla y orgullo, aún sosteniendo su mirada.
Logan apenas podía hablar, con la voz áspera y la piel ardiendo. —Mejor... pero aún no suficiente.
Nathan soltó una risa ronca y se incorporó. Aún completamente vestido, se inclinó sobre él mientras observaba cómo luchaba por controlar su respiración entrecortada.
—Oh, pero apenas hemos empezado —susurró con voz peligrosamente rasgada, antes de inclinarse más y capturar su boca en un beso brusco.
Los labios de Nathan eran hambrientos, exigentes mientras devoraba la boca de Logan con urgencia. Su lengua invadía, dominaba y conquistaba cada rincón. Su mano izquierda se deslizó por el costado y apretó su cadera con un agarre casi doloroso.
Él rompió el beso y se apartó solo lo suficiente