Tratos? ¿Promesas? ¿Union? ¿Familia? ¿Matrimonio? Ethan Brunet es de una de las familias más ricas de París. Mathéo Roussel y su familia a duras penas llegan a fin de mes. Pero eso está por cambiar en el vigésimo primer cumpleaños del azabache. -00 a 30- * * * Dean y Noel tienen un pasado que nadie más que ellos conoce. Ambos chicos comienzan a tener sentimientos por su mejor amigo Mathéo y hacen una apuesta que el primero en enamorar al chico gana. Pero cuando el destino entra en juego la apuesta pasa a segundo plano. ¿Podran ambos chicos conquistar a su mejor amigo o sus sentimientos se volverán en su contra? -31 a 50-
Leer másAbrí los ojos encontrándome en mi habitación, había tenido un sueño demasiado largo y extraño, tan real que aún me causaba escalofríos, sentí un calor conocido en mi espalda, sus brazos me apretaban con fuerza desde mi cintura, me acurruco con gusto, en ese momento me sentía tranquilo al tenerlo a mi lado, a los pocos minutos Dean se separó de mí, sin querer que se alejara lo llamé a la cama, pero sus respuestas extrañas me hicieron volverme a verlo con confusión. De la nada se estaba confesando ante mí, mi amigo con derecho estaba diciéndome sus sentimientos con tal desespero que me costaba entender con claridad. Sus ojos me miraban con nostalgia, con un miedo inexplicable y algo más, sus brazos me rodearon, apretando mi cuerpo con cuidado, susurraba por lo bajo alguna cosa que no lograba escuchar, se alejó varias veces y camino de un lado a otro por la habitación. Sus ojos se volvían en mi dirección, yo no hacía más que observar en silencio, diez minutos después se sentó a mi la
Había jurado protegerlo, amarlo y respetarlo hasta que la muerte nos separe, ese momento había llegado mucho antes de lo esperado, de una forma lenta y cruel, haciéndome saborear el destino fatal a nuestro corto matrimonio, la oscuridad me cubría, todo me daba miedo, era un hombre adulto, de treinta y siente años, temiendo por lo que vive en mi mente, sentándose pacientemente, esperando con total paciencia el momento justo para atacar. La depresión había llegado a mi vida una vez más, él era lo único que me hacía feliz, olvidar lo malo y aferrarme a la vida, ahora que ya no estaba ese rayo de luz iluminando el camino ¿qué debía hacer a continuación? con esta oscuridad ¿qué camino debía de tomar?Cada dos días me paraba frente a su tumba, el dolor quemando mi pecho, las lágrimas cayendo con desesperación, mis ojos no dejaban de estar hinchados debido al llanto, mi garganta irritada gracias a los gritos que durante semanas dejó ir. En mis manos sus flores favoritas, su nombre marcado en
Los resultados llegaron a nuestras manos un par de días después de haber realizado diversos estudios a mi persona, con mucho miedo traté de prestar atención a las palabras del médico frente a nosotros, mis manos temblorosas tomaban con fuerza las de mi pareja, presentiamos que nada bueno se avecinaba. —Después de analizar varias muestras de sangre y varios estudios cansados para ustedes, los resultados han llegado. —los ojos del hombre frente a nosotros, junto con su voz lenta y pesada nos dió la noticia de forma calmada. —Los análisis fueron hechos varias veces para confirmar, dando un resultado preciso de un tumor maligno en su cerebro. —sabía lo que había escuchado, mi cabeza tenía claro que nada bueno era lo que había llegado a ella. No dije palabra, fueron un par de segundos en shock, hasta que escuché su voz, Dean agradeció de forma calmada al médico que entendiendo la situación salió dejándonos un momento a solas. Escuchar su voz quebrandose poco a poco fue el detonante que
Me miré en el espejo, mis mejillas se encontraban ligeramente rojas y mi corazón aún latía a gran velocidad, mis manos y piernas temblaban debido a la adrenalina, mis ojos brillantes se volvieron hacia la persona tumbada en la cama, su sonrisa era enorme, satisfecho y más que feliz, fumando un cigarrillo y dejando ir el humo suavemente, de esa forma se veía aún más atractivo que de costumbre, creo que contemplarlo después de estar ciegos por la pasión y la locura se había convertido en mi cosa favorita. Me acerqué a él, acostándome sobre su pecho, escuchando los latidos de su corazón, eran rápidos y constantes, un sonido magnífico sin duda. Sonreí para mí, una sonrisa enorme, tan grande que mis labios tiraban, tanto así que comenzaban a doler, dejé de oír sus latidos y aún sonriendo me alejé de su pecho para enfocarme en su rostro. Por dentro sentía pánico, miedo y horror, por fuera mi rostro no dejaba de sonreír, la persona que amaba se encontraba justo debajo de mí, sus ojos abier
Desperté de golpe, sudando, mi respiración agitada, volviendo rápidamente mi vista a un lado, buscando que se encontrara a mi lado como todas las noches desde hace más de dos años, tragando me volví a acostar, esta vez mirándolo, sin apartar la vista de su rostro pacífico, respiraba con lentitud, de forma constante y tranquila, a un ritmo suave que hacía hipnótico verlo. Mi mano camino desde su cintura hasta sus hombros, pasó por su cuello hasta su mejilla, mis dedos traviesos molestaron a su boca, provocando que un tierno puchero se formara en ella. El mal sueño que me había despertando volvió a mi mente, cerré los ojos un momento, apartando mi mano de su rostro para que no notara su temblor, mi respiración había comenzado a volverse irregular, con cuidado me levanté de la cama, caminando hasta el baño en el pasillo, temblando enjuague mi rostro con agua fría, me miré al espejo, las ojeras eran notorias, eran cerca de las cinco de la madrugada, había visto el reloj de la mesa de noc
Una enorme sonrisa me recibió, todo se sentía extraño, como si me encontrara en una nube, una nube muy suave y esponjosa, era la primera vez que me sentía de aquella manera, era una sensación agradable, algo que jamás creí sentir. Sus brazos me rodearon con cariño, de esa forma cálida que solo él conocía, me hacía sentir seguro y protegido. Sus ojos me miraron con un cariño extraordinario, mi corazón bombeando con alegría, por primera vez en mi corta vida sentía que merecía ser feliz. —Lo hiciste bien. —sus palabras llenaban mi alma. —Vamos a casa.—tomando su mano caminamos escaleras abajo, al terminar con lo que años estuvo atormentando mi vida me sentía relajado, vivo. —Estoy muy orgulloso de tí. —dijo a mitad de camino, sonreí. —Todo es por tí, tú eres la razón de todo lo bueno en mi vida, lamento tanto no haberme dado cuenta de lo mucho que te amo antes. —sus brazos se aferraron a mi cuello, sabía a donde iba esto y me acerqué a sus labios con lentitud, una lentitud algo
Desde mi ventana podías ver con total perfección el amanecer, como el sol se hacía notar con lentitud y poder através los edificios para entrar con fuerza en mi habitación. Dejé ir un sonoro suspiro mirando al techo, a esa hora lo más entretenido en mi habitación era la luz colgante que parecía poder caer sobre mí en cualquier momento, desgraciadamente no fue así, estaba bastante bien atornillada. Girando a un lado observé su rostro pacífico, dormía tan tranquilo que me provocaba cierto grado de envidia, no era su culpa no tener el miedo constante que parecía perseguirme impidiéndome conciliar el sueño, me abracé a él, ocultando mi rostro en su pecho, cerrando los ojos para cuando el despertara. Mi ansiedad había aumentado y mis ganas de dormir habían desaparecido, me encontraba alerta la mayor parte del tiempo, atento a cualquier peligro inminente, protegiendo mi cuerpo y vida con pequeños saltos casi imperceptibles, me ocultaba en el baño, temblando y con constantes náuseas, las oj
Salgo de mi casa con paraguas en mano, lo busco por todas partes, en cada rincón oscuro en el que pueda encontrarse, escondido y aislado del mundo que lo rodea, me desespero al no hallar ni un pequeño rastro de él, la lluvia me impide ver muy lejos, la noche es pesada y mis pies se encuentran bajo agua. Una figura tambaleante se hace visible ante mi campo de visión, lleva una botella en la mano y al reconocerlo corro hacia él con el corazón acelerado. —¿Donde estabas? —pregunto alzando un poco la voz, la lluvia era cada vez más y más fuerte. No recibo respuesta alguna, inquieto abro el paraguas, cubriendo su cuerpo del agua helada que ya calaba los huesos, con ojos tristes se volvió a mirarme y dejó ir una pregunta que partió en miles de pequeños pedazos mi corazón. —¿Por qué? —no supe que responder, me quedé en silencio mirándolo desde arriba. Ojalá tuviera la respuesta, contestaría a cada una de sus dudas y así protegería su frágil corazón de todo daño, me arrodillo a su lado, s
Dean calmó su llanto al regresar a la cabaña, acariciando su espalda mientras él hundía su rostro en mi pecho, aún podía oír los hipidos involuntarios que se escapaban de su boca, acariciando con suavidad su cabello me puse a pensar en lo que podía haber causado su ataque pero todo parecía tan normal a nuestro alrededor que no tenía idea alguna de lo que pudo haberlo causado. —¿Quieres que volvamos a casa? —pregunto en un susurro, con miedo a romper esa paz en la que parecía envuelto. No dijo nada, solo negó con la cabeza rápidamente, abrazándose aún más, si era posible, a mi cintura. Por mi parte sentía una molestia en el pecho, era como si algo estuviera martillando en mi interior sin parar, dolía si concentraba mi atención en ello, dejé ir un suspiro besando su cabeza, cerré los ojos para dormir un poco y descansar de todo lo que estaba pasando y no entendía. Aún no salía el sol, me despertó el vacío a mi lado, creí que estaría en el baño pero la luz estaba apagada y la puerta a