LÍA
El Audi de Diego rugía suave bajo mis manos temblorosas mientras avanzaba por la avenida principal de la ciudad. Las luces parpadeaban sobre el parabrisas, cada faro era como un latido más del miedo que se me anudaba en el pecho. No podía dejar de mirar por el retrovisor, convencida de que algún auto oscuro me seguía, aunque cada vez que giraba solo veía el tráfico de la ciudad, tan indiferente a mi paranoia como a la vida de cualquier otro.
No me quería casar con Jonh Douglas. Quería estar con Dalton y llevar una vida feliz, eso era lo que más deseaba.
No sé si fue mi imaginación, pero creí ver que un auto me seguía. Sentí que algo pesado se impactaba en mis tripas y decidí darme prisa en ponerme a salvo.
Elegí el mejor hotel por la fuerte seguridad que tenían, con cámaras de seguridad y filtros con los que sería difícil que me interceptara. El Hotel Luna Palace, ese edificio de cristal que desde niña soñé pisar alguna vez, pero jamás imaginé que sería huyendo de un destino marca