DALTON
Bajé las escaleras casi corriendo, con la sensación de que el suelo temblaba bajo mis pies. Buscaba a Lía con la mirada, a punto de gritar su nombre, cuando una mano pequeña y firme me sujetó del antebrazo. Era mi mamá que había salido de la nada. Su expresión era una mezcla de urgencia, miedo y ese temple de acero que sólo sacaba cuando la familia estaba al borde del colapso.
— ¡Dalton, ven acá! —Me jaló con una fuerza que no le conocía, arrastrándome hacia un rincón junto al vestíbulo, lejos del bullicio y las miradas curiosas. No pude evitar pensar en Lía, en la forma en que había desaparecido de mi lado apenas unos minutos antes.
— Mamá, ¿qué pasa? ¿Dónde está Lía? —Pregunté, la desesperación afilando mi voz.
Ella respiró hondo, clavando los ojos en los míos, y bajó el tono, como si temiera que las paredes pudieran oírnos.
— Dalton, escúchame bien y no hagas preguntas ahora. Ese hombre, tu tío John Douglas, es el hombre con el que querían obligar a casar a Lía.
Sentí el est