LÍA
La copa de vino estaba fría entre mis dedos como un ancla en medio de un océano de sonrisas falsas. John hablaba como si la sala entera le perteneciera, como si cada palabra fuese un hilo invisible que enredaba a todos los presentes. Y lo más alarmante era que lo lograba.
Ahora entendía el porque era tan exitoso entre sus socios. Se mostraba como una persona amable, atenta, responsable, y sobre todo honesto, a pesar de que me estaba queriendo arrebatar mis proyecto en mis narices. Daba por sentado que la Lía que estaba con el corazón roto, aceptaría casarse sin ningún problema.
— Señores —. Dijo John con esa voz medida, proyectando autoridad con la simple cadencia de sus frases—, lo que esta joven ha creado es más que un proyecto. Es el futuro mismo. Una inteligencia artificial capaz de leer patrones emocionales, de anticipar movimientos humanos, de cruzar la lógica de los números con la psicología del comportamiento. Imaginen lo que eso significa para nuestras industrias, para nue