Serena trató de no dormir, se prometió a sí misma que cuidaría a su primo toda la noche, pero sus ojos poco a poco se fueron cerrando mientras sus labios susurraban un te amo.
La luz de la mañana empezó a asomarse por la ventana de la habitación. Los ojos de Daniel se contrajeron al sentir esta luz sobre su rostro junto con una molestia. Se sentó sobre la cama, estaba adolorido del cuerpo, pero lo que realmente lo estaba matando era el dolor de cabeza.
Observó a Serena dormida a su lado. No habían follado, de eso estaba seguro, pero no recordaba algunas cosas de lo que pasó anoche, como, por ejemplo. Como había terminado en su habitación.
Sintió como todo su alrededor se comenzó a mover estrepitosamente, haciendo que su estómago pagara las consecuencias. Se paró con velocidad de la cama y corrió hacia el baño.
Serena se despertó al escuchar el fuerte golpe que se hizo cuando Daniel cerró la puerta con fuerza. La chica se acercó a ver como estaba y le llamó desde afuera. Estaba preocup