Las estancias frente al televisor se prolongaron para Christina. Sin tener que ir a trabajar por las vacaciones decembrinas, podía estar todo el día en casa, sin ninguna excusa que le impidiese hundirse en la tristeza. Pasó de los ejercicios, de las lecturas asignadas por Flavia, ella solo quería vegetar en el sofá, lo que la llevó a hablar seriamente con su amigo Andres. Le pidió que no la buscará más, que comprendía su ímpetu de querer ayudarla, sin embargo, solo quería estar sola y él debía respetar su etapa de duelo. Ella no quería que la amistad se resintiese, él no tenía obligaciones de niñera, le reiteró que lo quería muchísimo y no pretendía someterlo a su presencia depresiva, no obstante, también le dijo que el día en que lo llamara pidiendo auxilio, le prestara atención, de seguro era porque se estaba muriendo.
No quería salir, sobrevivía a base de comida a domicilio, lloraba viendo las repeticiones de
Grey´s Anatomy y cuanta serie de corte romántico y doloroso existiera. Ca