En un pequeño pueblo costero, Clara, una joven escritora en busca de inspiración, regresa a su hogar tras años de vivir en la ciudad. Mientras se adapta a la tranquilidad del lugar, se encuentra con Lucas, su amor de la infancia, quien ha cambiado drásticamente. Lucas, un artista que ha luchado contra sus propios demonios, esconde secretos que han marcado su vida. A medida que Clara y Lucas reavivan su conexión, se ven obligados a confrontar sus pasados y sus miedos. La vida en el pueblo trae consigo viejas heridas y nuevos desafíos, y ambos deben decidir si están dispuestos a arriesgarse por un amor que podría sanarlos o destruirlos.
Leer másClara se sentó en la parte trasera del autobús, mirando por la ventana mientras el paisaje rural pasaba rápidamente. Las colinas verdes y los campos de flores la llenaron de nostalgia. Había crecido en este pueblo, pero había dejado todo atrás en busca de una vida más emocionante en la ciudad. Sin embargo, tras años de estrés y lucha, la idea de regresar la llenó de una extraña mezcla de alivio y ansiedad.
El aire fresco del océano envolvía a Clara mientras caminaba por la estrecha calle al llegar, el pueblo parecía casi igual que lo recordaba. Las mismas casas de colores pastel, el pequeño muelle donde solía pescar con su padre y el aroma a pan recién horneado que emanaba de la panadería local. Era un lugar donde cada rincón guardaba un recuerdo. Mientras caminaba por las calles adoquinadas, se encontró con viejos amigos y conocidos que la saludaban con sonrisas, pero su mente estaba ocupada con pensamientos de Lucas. Se preguntaba cómo había cambiado y si todavía se acordaba de ella. Finalmente, decidió visitar la librería local, un lugar que siempre había sido su refugio. Al abrir la puerta, el sonido de las campanillas la recibió y el aire estaba impregnado de un olor familiar a papel y tinta. Mientras exploraba los estantes, su corazón latía con fuerza al escuchar una risa familiar. Se dio la vuelta y allí estaba Lucas, con su cabello desordenado y esa sonrisa que la había cautivado en su juventud. —¿Clara? —dijo, la sorpresa en su voz era palpable—. ¡No puedo creer que seas tú! El tiempo pareció detenerse mientras ambos se miraban. La sala se llenó de un silencio cargado de emociones no expresadas. Clara sintió que su corazón latía más rápido al recordar los momentos compartidos de su infancia. La calidez de su presencia la envolvió como un abrigo en un día frío. —He vuelto —respondió ella, tratando de ocultar la mezcla de nervios y emoción en su voz—. Solo por un tiempo. Lucas se acercó, la mirada fija en ella, como si estuviera intentando descifrar quién era la mujer que tenía delante. —Es bueno verte. ¿Qué te trae de regreso? Clara sonrió, sintiendo que era el momento perfecto para abrir su corazón. —Busco inspiración... y quizás un poco de paz. Lucas asintió, su expresión volviéndose más seria. —A veces, la paz se encuentra en los lugares más inesperados. Ambos comenzaron a hablar de sus vidas, de lo que habían vivido y de lo que habían perdido. Clara se dio cuenta de que, aunque sus caminos se habían separado, había un hilo invisible que los unía. Durante la conversación, se sintió más viva que nunca, como si toda la experiencia de su vida en la ciudad hubiera sido solo un preámbulo para este momento. Mientras la tarde se convertía en noche, Clara se sintió llena de esperanza. Tal vez este regreso no era solo una búsqueda de paz, sino también una oportunidad para redescubrir lo que había dejado atrás. Y Lucas, con su risa y su mirada profunda, era una parte fundamental de ese viaje. Los días siguientes pasaron como un susurro. Clara y Lucas comenzaron a pasar mucho tiempo juntos, reviviendo viejos recuerdos mientras exploraban el pueblo. Un día, decidieron visitar el parque donde solían jugar de niños. El parque estaba lleno de risas y niños jugando, pero Clara y Lucas se sentaron en una banca, rodeados de árboles frondosos. —Recuerdo cuando intentamos construir una cabaña —dijo Clara, riendo mientras miraba el viejo roble que había sido testigo de tantas aventuras. —¡No puedo creer que hayamos pensado que podríamos hacerlo! —Lucas se unió a la risa—. Pensé que nos íbamos a perder para siempre. Clara se acordó de cómo habían pasado días enteros buscando ramas y hojas, intentando hacer la cabaña perfecta. La inocencia de aquellos días la llenó de una nostalgia dulce. Pero a medida que la conversación se tornaba más profunda, la conexión entre ellos florecía. —A veces, me pregunto qué habría pasado si no hubiéramos perdido el contacto —dijo Lucas, su mirada fija en el horizonte, como si buscara respuestas en el pasado. —Tal vez habríamos estado juntos —respondió Clara, sintiendo que su corazón latía más rápido. La idea de lo que podrían haber sido la llenó de calidez y temor. Lucas la miró, la intensidad de su mirada la hizo sentir vulnerable. —La vida ha sido complicada desde que te fuiste. He luchado con muchas cosas —confesó, su voz apenas un susurro. Clara sintió un impulso de acercarse a él, de ofrecerle su apoyo. —Siempre estaré aquí para ti, Lucas. No tienes que enfrentar esto solo. Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la compañía del otro. Clara se dio cuenta de que no solo estaba recordando su infancia, sino que también estaba construyendo algo nuevo. Un sentimiento de esperanza se apoderó de ella. Mientras el sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo de colores cálidos, Clara sintió que había un nuevo capítulo en su vida que estaba comenzando. La conexión con Lucas se sentía más fuerte que nunca, y aunque sabía que había desafíos por delante, estaba lista para enfrentarlos junto a él.La noticia del embarazo de Clara se había filtrado en su corazón como una corriente suave y cálida, una mezcla de emoción, temor y esperanza que aún estaba asimilando. Aunque la confirmación médica llegaría pronto, su intuición no dejaba espacio para la duda. Lo sentía en su cuerpo, en su pecho, en su manera de observar el mundo. Ya no estaba sola: dentro de ella latía una nueva vida, una pequeña promesa del futuro.Durante los días siguientes, tanto ella como Lucas se sumergieron en la nueva realidad que los rodeaba. Clara alternaba entre sus sesiones de escritura y largos momentos de contemplación, reflexionando sobre todo lo que significaba esta nueva etapa. Por su parte, Lucas se mostraba aún más atento que de costumbre. Sin invadirla, encontraba maneras sutiles de acompañarla: una taza de té caliente, una caricia sin palabras, una mirada que lo decía todo.Clara estaba decidida a que el embarazo no sería un obstáculo, sino un motor que impulsaría su creatividad. De hecho, ya come
Clara había regresado del viaje con Lucas con la mente despejada, pero también con una sensación de urgencia que no podía explicar del todo. Había algo latiendo dentro de ella —algo más allá del amor, más allá de la calma del mar que aún llevaba grabada en la piel. Era como si la claridad que había encontrado en esos días junto al agua salada hubiera despertado una fuerza dormida. Volvía a casa no solo con recuerdos, sino con una chispa encendida, lista para transformarse en palabras, decisiones, y nuevos comienzos.El embarazo, aún en sus primeras semanas, era un secreto que guardaba en silencio, como un tesoro frágil que aún no se atrevía a nombrar en voz alta. Sin embargo, esa pequeña vida que crecía dentro de ella le daba una fuerza insospechada. Había algo sagrado en esa intimidad. Era suyo, solo suyo… por ahora. Aún no era momento de compartirlo, pero cada mañana, cuando abría los ojos, sentía que el mundo había cambiado ligeramente de posición.Esa mañana Clara se despertó temp
El sol brillaba con fuerza sobre la ciudad, como si incluso el clima se uniera a la emoción del día. Era la semana más esperada por Clara, el momento que había visualizado durante meses entre páginas escritas a deshoras, reuniones, correcciones y dudas. Hoy presentaría su nuevo libro, el más personal, el más arriesgado, el que representaba todo lo que había aprendido y vivido hasta ahora. La ansiedad la había acompañado los días previos, colándose en sus noches, pero esa mañana había despertado con una calma extraña, casi sospechosa. Era como si algo más estuviera sucediendo en su interior.Frente al espejo, Clara ajustó el vestido que había elegido con tanto cuidado. De tela azul oscuro y caída elegante, realzaba su figura sin exageración. Se miró con atención, pero no solo observaba la ropa ni su peinado. Había algo en su mirada que no había notado antes: una chispa distinta, una suavidad en sus facciones. Se pasó la mano por el vientre, como distraída, pero se detuvo. Una sensación
La semana transcurrió con una velocidad inesperada. Entre llamadas, correos, y reuniones, Clara apenas notaba cómo los días pasaban. Su escritorio se había transformado en un campo de batalla lleno de notas adhesivas, documentos impresos y tazas de café vacías. Sin embargo, lejos de sentirse abrumada, experimentaba una energía nueva, como si cada pequeña tarea fuera un ladrillo más en la construcción de algo grande.La propuesta aceptada ya estaba tomando forma concreta. Había comenzado a delinear el equipo con el que trabajaría, y aunque aún quedaban decisiones por tomar, sentía que avanzaba en la dirección correcta. Por primera vez en mucho tiempo, el miedo al fracaso se había disipado, reemplazado por una motivación firme y constante. Se permitía sentir orgullo. No por alcanzar una meta, sino por mantenerse en movimiento. Sabía que el éxito no era un punto fijo en el horizonte, sino el resultado de abrazar el proceso, incluso cuando era agotador.Lucas había sido su ancla durante e
El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo con pinceladas doradas, rosadas y anaranjadas. La luz cálida se filtraba por la ventana del estudio de Clara, iluminando su escritorio donde reposaba el portátil aún encendido. Frente a la pantalla, sus ojos repasaban una y otra vez el mensaje que había recibido esa misma mañana.“Estimada Clara, estamos encantados de confirmar que su propuesta ha sido aceptada. Estamos seguros de que su liderazgo creativo aportará una nueva dimensión al proyecto. Le contactaremos en los próximos días para definir los detalles iniciales.”Clara apoyó la espalda en la silla, dejando escapar un suspiro largo y silencioso. La emoción comenzaba a tomar forma, no como un estallido repentino, sino como una ola suave que la envolvía por completo. Ya no era solo una escritora, ahora se estaba abriendo camino como directora de un proyecto editorial, un rol que jamás se había atrevido a imaginar para sí misma. El miedo aún estaba allí, como una somb
El amanecer llegó más temprano de lo habitual, como si el día tuviera prisa por comenzar. Clara se despertó con los primeros rayos de luz filtrándose entre las cortinas, y por un instante se quedó acostada, sintiendo cómo su pecho se llenaba de una inusual sensación de certeza. Algo dentro de ella se había asentado la noche anterior, una especie de claridad que ahora la envolvía con suavidad.Se levantó sin hacer ruido, caminó descalza hasta la cocina y preparó su café como cada mañana. Pero ese día, incluso los movimientos más simples tenían un peso diferente, como si cada gesto la acercara más al futuro que había comenzado a imaginar con convicción. Se sentó frente a la ventana, libreta en mano, y repasó las notas que llevaba días escribiendo con creciente entusiasmo. Tramas aún sin pulir, personajes que comenzaban a respirar sobre el papel, ideas que hasta hacía poco le parecían distantes… ahora se sentían suyas.Había pasado mucho tiempo construyendo una carrera basada en lo segur
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