-La galleta... la galleta la tenía entre las piernas...
Christina respiró profundo, le faltaba el aire. El ritmo cardiaco le iba en aumento, al notar como él le abría los pantalones y pasaba la lengua de forma pausada por su vientre bajo, estremeciéndola.
-Continúa, amor.
Santiago tomó el borde de la ropa interior color azul claro, para deslizarla hacia abajo y
acariciar su pubis, con su mejilla. Disfrutó de escuchar los preciosos jadeos que se
desprendían de aquellos labios rosas entreabiertos. Le gustaba enrojecer aquella piel de alabastro y tentarla de a poco, hasta hacerla perder el control.
-Anda, dime, ¿qué pasó con la galleta?
-Tú te acercabas y yo te preguntaba si... -Christina negó con la cabeza entre risas-. Te
preguntaba... ¿quieres comerte mi galleta? -Santiago alzó el rostro, dedicándole una mirada lasciva que la excitó y la hizo continuar con el relato-, entonces tú te agachaste y... me comiste, me lamiste toda.
Él apoyó el codo en la manta y colocó la mejilla contra su