-Buenas tardes, dígame -contestó de lo más profesional Christina y a Santiago le dolió el pecho al escuchar su voz -Buenas tardes. -Repuso al ver que nadie contestaba.
-Me han llamado del consultorio del doctor Dilan Pablo, dime si vas a ir a consulta para
confirmar la cita. Perdóname esta treta, pero es la única forma de poder hablar contigo. -Christina se paralizó también al escuchar la voz de Santiago. Sonrió nerviosa al paciente y le dijo que ya volvía, alejándose a una sala contigua en busca de privacidad -¿Christina? ¿Estás ahí?
-Sí, aquí estoy -dijo haciendo una pausa -Diles que no, no voy a ir.
-Deberías ir, te hará bien hablar con alguien de... todo lo que ha sucedido.
-Me da vergüenza. Es difícil explicar que mis traumas de la adolescencia ya no son solo
culpa de mi madre, sino que ahora tú entras en la ecuación.
-La vergüenza es para mí, tú no tienes culpa de nada. Por favor, no dejes de ir a terapia.
-No quiero, Santiago, respeta mis decisiones, por favor.
-Te extraño much