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Cuando consiguió marcharse, se figuró que Christina estaría de camino a la tienda. Los viernes solía pasar del trabajo hasta ahí directamente, sin escala en su casa, hacia la cena y comían juntos. Al llegar, la vio conversando con Encargada, que tomaba nota de todas las cosas que estaba recolectando para la cena, para después sacarlas del sistema. Él la saludó afectuoso con un beso, entretanto, su novia le preguntaba qué se le antojaba cenar. Santiago amaba los viernes porque ella se quedaba a dormir.

-Hoy cocino yo.

-Ok -dijo, aceptando la mano de Santiago que la guiaba hacia el apartamento.

Cenaron pollo y vegetales grillados que la mamá de Santiago había preparado. Christina se quejó de la falsedad de sus palabras, no había cocinado nada, pero él insistió que abrir el vino, servir y calentar la comida, contaba cómo hacer la cena entre risas. Se quedaron un rato conversando tras comer, hasta que se hizo tarde. Él se despidió, avisándole que volvería pronto, tenía que cerrar la tiend
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