Santiago, decidió no tocar más el tema de la terapia, porque se dio cuenta que ella tenía muchos años lidiando con ese llanto, lo que lo llevaba a suponer que había miedos muy arraigados que la hacían ser cautelosa. Prefirió aceptar la situación y dedicarse a hacer lo que estaba a su alcance: no dejar que las lágrimas les arruinaran el sexo. Tendría que seguir estando muy atento para analizar lo que le sucedía. Se figuró que había ocurrido algo que la llevó a encerrarse en el baño. Con prontitud, sopesó que debía estar relacionado con lo que dijo durante el coito antes de correrse. Confundido, recordó que en varias ocasiones le había dicho frases subidas de tono y ella siempre había respondido positivamente, por lo que pensó que, sin duda alguna, su reacción era producto de que algo la había perturbado en esas palabras en particular. Su primera hipótesis, fue pensar en que tal vez, era una frase que le decía su exnovio, por lo que lo anexó a su carpeta mental de pistas, para después a