-Claro, cómo olvidar ese momento bochornoso en el que me preguntaste si te imaginaba
desnudo, ¡loco del coño!
-Esa noche me masturbé pensando en ti. -Christina abrió la boca de par en par.
-¿En serio?
-Sí
-¿Y lo dices así tan tranquilo?
-Sí -respondió encogiéndose de hombros.
-Tienes que contarme que pensaste.
-Nada elaborado, te llevaba al depósito, te levantaba esa faldita que llevabas y te cogía
desde atrás.
-Eres un sinvergüenza.
-Me decías que te diera más duro, gemías mucho y yo te preguntaba: cómo me llamo y tú
decías mi nombre completo. Fue así un polvo violento para enseñarte una lección por decirme, Santiago e irte bamboleando las caderas provocativamente como si nada. Coño, me acordé y se me puso dura -dijo acomodándose la erección.
-Qué desfachatez...
-¿Por qué? Tú admitiste que me habías imaginado desnudo. Lo que es igual no es trampa -agregó con tranquilidad estacionándose.
-Yo no te imagine desnudo. Al menos no tu pene, solo tú sin camiseta, pero bloqueé la
imagen porq