la historia gira en torno en Elías Hong, un estudiante de intercambio extranjero, debido a su aspecto y su apellido es envuelto en muchos conflictos, su suerte cambiará junto cuando llegue a conocer a Andrea Martínez, no sólo su compañera de clase sino maestra de defensa personal, donde el orgullo de el le impide aceptar que una mujer le salve.
Ler mais7:00 am del día Jueves de 2001, una mujer sencilla pero muy hermosa mira el reloj cada 3 segundos mientras se pregunta *Porque tarda*, mientras de vueltas de un lado a otro y se alza un poco de puntas para ver si logra notar a la persona que espera.
Luego de 5 minutos logra notar como un joven de 23 años de edad, alto de 1.78, piel bronceada claro y cabello marrón rojizo claro y de cuerpo atlético sale de las puertas mirando a los lados, mientras ella agita su mano para que logré verla, al verlo más cerca dice
Ming Hong: Elías por aquí.
Elías: tía Ming, es bueno verte de nuevo.
Luego de un cálido abrazo este le indica que el podía ir sólo a la casa de ella, su tía le explico que no tenía problema ya que hoy lo tenía libre y podía ir lo a recoger con calma, este sólo ríe y la pone al tanto de los detalles.
Luego de llegar a una modesta casa, su tío Frank lo recibe con los brazos abiertos, y mientras todos cenaban ambos tíos le explicaron al joven que debía seguir sus estudios y le indicaron de buenas universidades, Elías mostró interés y luego de una pausa dijo
Elías: gracias tíos, pero aún no estoy seguro, me lo estaré pensando, así que no se preocupen.
Luego de ello se alzó y se retiró a su cuarto, por el cambio de hora pudo hablar con sus amigos y padres, y luego de ello se fue a dormir.
Hacer el trote no fue difícil, al menos no para mi, si vi muchos cansados, Andrea de por sí estaba distraída, admiraba que Andrea intuyera muchas cosas, conmigo tanteaba todas las posibles causas con la mirada, comprendía mi preocupación y eso en parte a veces me incomodaba, claramente quería decirlo yo mismo, pero no quería decirle que me preocupaba en si para no asustarla. Al llegar allí mire a Andrea, sus ojos brillaban como una niña cuando va al acuario por primera vez, yo ya lo había visto antes y había escalado antes en lugares de entrenamiento, sabia la historia de la madre roca y era increíble, cuando nos llamaron también llamaron a subir una pareja recién casada, la mire atenta y admito que le dije *esos seremos tu y yo en unos años*.La vi sonreír y subir a mi ritmo, me era increíble como tanteaba las piedras y subía de manera firme, muy poco miraba abajo, pero la voz de la chica llamo su atención y hizo una seña para bajar, a veces
Medité en la noche ya que en la mañana no podría, y más si debíamos levantarnos y estar más que listos antes de las 7:00 am, luego de eso decidí bromear un rato con Elías, pero apenas dijo Elías: no hice ejercicio porque ambos tuvimos ejercicio de cardio -pícaro-. Mi cara se tornó rosada y solo pude reír y dejar por ahora la plática, vale admito que con el sentía muchas mezclas, entre ellas ella seducción y deseo, nada más con algunos besos y roces ya mi cuerpo lo quería sentir mejor y bueno claramente de un paso a otro se llega a cardio. Sonreí mientras apagaba la luz del cuarto, no pude alarma porque igual estaría atenta, sabía cómo organizar mi cuerpo con las horas de sueño, así que luego de quitarme un leve sudor me fui a la cama; la mañana fue tranquila y con el sonar de la alarma de Elías me desperté y hice mis estiramientos aún en la cama y luego fuera de la cama. Me asee un poco
Al fin habíamos llegado y aunque pudiéramos dar un paseo estaba pensativo, no solo me preocupaba por la gran recuperación de Kindi, también de si hacíamos bien en dar todas estas vueltas, es cierto que en pleno campo y sin nada de WiFi no me daba muy buena espina, pero decirle eso Andrea sería preocuparla de más y eso no quería ni de chiste. Al llegar nuestros cuartos no eran tan separados, Andrea sería mi vecina de al lado, el sensei estaría en el miedo y los cuatros frente a nosotros serían el de Kindi y Liliana, aún no entendía esa distribución pero me era válida, admito que podríamos cubrir un campo de la vista gracias al balcón. Como hacía calor dejé la ventana abierta, pero quería entrenar, conociendo Andrea de seguro hacia una leve meditación para estar preparada para mañana, siempre me decían que era bueno calentar al cuerpo antes de hacer cualquier tipo de ejercicio. Luego de estar una hora sentí qu
Siempre que tenía pesadillas le copiaba a Elías o en su defecto iba a su recámara y me acurrucaba a su lado, el prefería siempre que fuéramos a mi cuarto, ya que era vecino de cuarto de Kindi, eso aunque me hacía sonreír aceptaba, admito que a veces tenerlo tan cerca me causaba deseo sexual y le decía que tenía ganas de el. No sé quién asombra más a quien, si Elías a mí con sus mañanas animadas o yo porque verlo así me daba deseo de sentirlo y hacerle el amor, admito que algunas mañanas cuando se acomodaba me excitaba, así que al estar despierto, bajaba hasta su caderas y le daba placer oral, ver cómo de manera tímida tapaba su boca para no dar gemidos muy audibles. Me volví amante de sus “deseo estar dentro de ti” le gustaba el movimiento y la variación, y siempre er
Teníamos todo listo para ir de acampada y escalada, Kindi se había recuperado en tiempo récord, aunque las veces que Andrea tenía pesadilla me iba a su cuarto y me quedaba con ella hasta que lograra dormir, sabía que eso la calmaba y más si los besos iban seguidos de deseo, ambos nos cuidamos aunque ya habíamos hablado en caso de romperse en condón o querer hacerlo sin protección. Que fuera precavida me era genial, a veces me ponía como un niño y dejaba que durmiera con ella tocando sus pechos, admito que en la mañana despertaba con una gran erección y ella animada por ver eso, mientras sonreía decía Andrea: eres un novio muy calentón. Elías: -apenado- discúlpame. Y aunque yo dijera discúlpame ya ella se metía bajo las sábanas y me daba placer oral, admito que para mí Andrea era una mujer muy fogosa y más cuando ella tomaba ventaja de mis erecciones, aunque admito que ella me encantaba a
El me miró calmado y se fue moviendo lento, pero como el dedo gana lo hundió poco a poco, mientras me decía que le encanta estar dentro de mi. Eso me hizo sonrojar y le di permiso de meterla toda, lo abrase con mis piernas mientras nos besamos se movió con cuidado pero con deseo, siempre estaba atento de mi, y yo estaba pendiente de el, incluso mientras se movía me hablaba y me volvía pedir disculpas, mientras se volvía a confesar. Yo lo abrace y le hablaba también, agradecí por conocerlo y por siempre estar allí para mi, le aclaré sus dudas y siguió moviéndose, luego me dijo que llegaría y sacó su pene para terminar en mi cintura, lo vi disculparse y apenado busco un paño para limpiarme, me lavo la cintura con ternura y luego volvió a la cama. Nos despertamos en la mañana y como si sus tíos fueran adivinos nos preguntaron si habías dormido bien o muy bien, lógicamente era una trampa dijeras una u otra, a
Último capítulo